El día que Bengoechea y Aguirre se encontraron en Los Aromos
Luis Prats
El fin de año aurinegro de 2002 estuvo sacudido por una noticia: el nuevo técnico del club, Diego Aguirre, no contaba en sus planes con el hasta entonces capitán Pablo Bengochea, primera figura desde 1993. Al final se zanjó la posible disyuntiva entre ambos, el aurinegro quedó en el plantel y se consagró campeón, pero fue la última temporada del Profesor como futbolista.
El 31 de diciembre de 2002, mientras en muchos hogares se preparaban los brindis familiares, Bengoechea se reunía con José Pedro Damiani y luego con Aguirre. Ese mismo día, Damiani declaró: “Aguirre todavía no es el técnico de Peñarol”, aunque hacía varios días que la noticia estaba publicada en la prensa.
Los diarios aseguraban que si había que optar entre Bengoechea y Aguirre, las opiniones en la directiva del club estaban 7 a 4 a favor de Pablo. También se especuló con la desvinculación de ambos. Y también se habló de la posibilidad de que Damiani solicitara licencia en su cargo ante el dilema.
Eso originó que en los primeros días de 2003 comenzó a ser común que los hinchas se congregaran frente al Palacio Peñarol, reclamando la definición del tema.
Finalmente, el 4 de enero El País tituló: “Aguirre cerró el paquete y dejó a Bengoechea adentro”. “En ningún momento quise echarlo por la puerta de atrás, sin respetarlo”, aseguró el entrenador. “Algo está claro: el equipo lo armo yo y van a jugar o los mejores”, agregó.
Peñarol comenzó a entrenar el martes 7 de enero. El primero en presentarse en Los Aromos fue justamente Bengoechea, quien a las 7.45 ya estaba allí (la citación al plantel era a las 8.30). Casi enseguida llegó Aguirre.
Los que faltaron, en cambio, fueron varios jugadores representados por el Grupo Casal, que no habían renovado contrato y por eso recibieron la indicación de la empresa de no concurrir: Fabián Estoyanoff, Fabián Canobbio, Adrían Berbia y Fernando Fajardo.
A las nueve comenzó el movimiento bajo las órdenes del preparador físico Daniel Curbelo, que fue muy liviano: un trote, un “monito” y toques cortos. Cuando terminó el entrenamiento, Bengoechea tuvo que improvisar una rueda de prensa ante la demanda periodística: “Si voy a jugar o no, es una decisión del técnico, porque mis compañeros también entrenar para jugar y yo haré lo mismo”, dijo.
Aguirre, en cambio, no realizó declaraciones ese día.
Peñarol tenía urgencia por ser campeón ese año, luego de tres títulos consecutivos de Nacional. No le fue bien en el Torneo Apertura. Sin embargo, en el Clausura cambió el panorama: conquistó el Clausura y la tabla anual con Bengoechea en el plantel, aunque no como titular. El aurinegro venció en la final al tricolor. Pablo no jugó esa noche, pero sumó un nuevo campeonato y concretó su retiro como jugador, que ya había anunciado semanas antes.