su legado, el día que un joven lo desbordó y la lesión que lo empujó al retiro
Diego Domínguez
Diez y veinte cinco de la mañana. Relojeo el celular. Amanezco con una publicación que Roger Federer subió a su cuenta de Instagram hace cuatro minutos. La leo entre líneas y deduzco que dice algo sobre su retiro. Le doy like, con un ojo entreabierto y el otro cerrado. Es una pesadilla, pienso. Prefiero no seguir mirando. Vuelvo a dormir.
Pasa una hora y la noticia ya es viral en todo el mundo: el rey decidió que, después de 24 años como profesional, le pondrá punto final a su carrera. La pesadilla se hará realidad el próximo domingo 25 de setiembre, cuando termine la Laver Cup.
Un día tenía que pasar. Nadie más que Federer lo sabía. La pregunta es por qué ahora, por qué razón, o si es una decisión apresurada. La respuesta la dio el jugador en una carta que publicó ayer en sus redes sociales, acompañada de un corazón. “Como muchos de ustedes saben, los últimos tres años me han presentado desafíos en forma de lesiones y cirugías. He trabajado para volver a la forma competitiva completa. Pero también conozco las capacidades y límites de mi cuerpo, y su mensaje para mí últimamente ha sido claro”.
Los trenes fueron pasando. De a poco, se colaron en el trayecto nuevos nombres y tomaron las riendas Rafael Nadal y Novak Djokovic. Mientras tanto, las señales de su rodilla comenzaron a rezagarlo cada vez más y a acercar dos palabras que hasta entonces estaban desencontradas: Federer y retiro.
El comienzo del fin. Wimbledon 2021 fue el quiebre. Por el televisor se apreció cómo un joven Hubert Hurkacz lo barrió sin inconvenientes de los cuartos de final del torneo (6-3, 7-6 y 6-0). Lo dejó sacudido, sobrepasado, y en su discurso de despedida Federer cambió su clásico “nos vemos el año que viene” por un “no sé si volveré”. En el fondo se escondía la frustración de sentir molestias en una zona que lo obligó a pasar por el quirófano tres veces durante su carrera. Tal vez también el miedo de saber que sería su último baile.
Pero Federer no se rindió. Entrenó, entrenó y volvió a insistir. Dejó abierta la posibilidad de competir al siguiente Wimbledon. Los meses pasaron y las posibilidades fueron cayendo. Fue entonces que se propuso volver en la mejor forma durante 2023, cuando en realidad el cuerpo le venía dando señales de que parara hacía mucho tiempo. Cuando parecía que su rodilla derecha le respondería, los médicos le volvieron a detectar liquido. Eso fue suficiente para empujarlo al retiro.
Lo que es seguro es que todo ese suspenso, que se había prolongado por un año en aras de un regreso monumental, llegó a su fin. Y con él expiró la ilusión de algunos nostálgicos que ansiaban volver a encontrarse con la mejor versión de Federer, aquella que deslumbró con la marca de 92 victorias y cinco derrotas en 2006 y que resurgió, con un estilo renovado, para regresar al número uno del mundo a comienzos de 2018.
Su huella
Federer postergó hasta los 41 años su carrera profesional. Aunque definió el paso como “agridulce”, lo dio de la misma manera en que triunfó en el tenis: con honestidad, bajo perfil y convencimiento.
Su salud quiso que las pinceladas cerraran con derrota un largo capítulo de 24 años que marcó la historia para siempre.
Fueron 1.526 partidos de singles sin retirarse, 20 trofeos de Grand Slams ganados, en los que venció en cuatro finales a Rafael Nadal (tres) y a Novak Djokovic (una), además de 103 títulos ATP. Estuvo 237 semanas seguidas en el puesto uno del ranking mundial y fue el más veterano en regresar a la cima, con 36 años, en 2018.
Entre 2003 y 2005, el suizo mostró su mejor versión: en ese tiempo llegó a sumar 24 victorias seguidas contra jugadores top 10 del mundo y comenzó a construir una racha de 65 triunfos al hilo en hierba, que se cortó en 2008.
Federer querrá que lo rememoren como lo que fue: una leyenda. Yo todavía recuerdo el día en que viajé a Argentina y medio país paró para recibirlo. Todavía añoro los inviernos en el campo de mis abuelos frente a la estufa disfrutando de sus exhibiciones en Wimbledon. Y todavía me cuesta pensar en que llegó el fin de la era Roger Federer.
Texto: Diego Domínguez Visualización de datos: Faustina Bartaburu en base a ATP
Fotos: EFE, AFP, Archivo El País Diseño TI El País