Cuenta la actual directora creativa, quien además asegura que si bien la marca creció, en cierta forma sienten que conocen a cada una de sus clientas, al igual que Margara conocía los gustos de las amigas y conocidas que se acercaban a su casa de Carrasco para que les confeccionara sus primeras prendas.
Así, 35 años después, lo que empezó con un sueño, con el esfuerzo de poner amor y esmero en cada prenda, hoy se consagra como una marca reconocida en el país, que cuenta con tres décadas y media de trayectoria abocadas a estrechar la relación con el público y a la producción nacional.