El objetivo máximo de todo deportista es llegar a los Juegos Olímpicos. Es la gran cita. Es el evento al que todos quieren clasificar. Y Uruguay nuevamente cargó las valijas de sueños, ilusiones y esperanzas para decir presente.
Tokio 2020 pasó de la incertidumbre y la postergación por la pandemia de coronavirus a una realidad que este viernes a la hora 8:00 de Uruguay tendrá su ceremonia de apertura.
Y allí estarán los 11 deportistas uruguayos que defenderán a la Celeste, esos que con tanto esfuerzo y mucho sacrificio lograron la recompensa y consiguieron su pasaje a Japón.
Dolores Moreira, Dominique Knüppel y Pablo Defazio en vela, Déborah Rodríguez, María Pía Fernández y Emiliano Lasa en atletismo, Bruno Cetraro y Felipe Klüver en remo, Nicole Frank y Enzo Martínez en natación y Mikael Aprahamian en judo serán los celestes en Tokio 2020.
Competir, dar el máximo, no guardarse nada, disfrutar y cumplir con las metas trazadas serán los grandes desafíos de estos once atletas que luego de un atípico ciclo olímpico ya palpitan su presencia en la máxima cita.
Déborah Rodríguez (28) va por sus terceros Juegos Olímpicos, Emiliano Lasa (31) tendrá su segunda experiencia y María Pía Fernández (26) la primera. El atletismo dirá presente con tres deportistas en Tokio 2020 y muchas ilusiones que se basan y apoyan en el gran ciclo olímpico que le permitió ser una de las dos disciplinas de Uruguay con la mayor cantidad de competidores en esta gran cita.
Trabajo, esfuerzo, incertidumbre y mucho estrés marcaron el camino de los atletas uruguayos que terminaron sellando su pasaje el 30 de junio, día en el que cerró el ranking denominado “Road to Tokio” de World Athletics.
“Los tres clasificaron por ranking. Emiliano Lasa en principio estaba por Universalidad, pero logró llegar al lugar 32 de 32. Uno de los puntos altos son los campeonatos Sudamericanos de mayores, lo que permitió mostrar quiénes eran los atletas que estaban rumbo a Tokio. Luego, obviamente, los Juegos Panamericanos de Lima 2019. Allí ya nos mostraban el potencial y, como se tenía el nuevo sistema de clasificación -por ranking- los puntos que se obtenían eran fundamentales. Obviamente esa exigencia y la ubicación que lograron los tres les permitió obtener un excelente puntaje”, le contó a Ovación Marcos Melazzi, presidente de la Confederación Atlética del Uruguay (CAU).
Y si bien hoy son tres los representantes del atletismo, hubo ortos que lucharon por la clasificación a Tokio y que no lograron alcanzarla, pero que dejaron todo como Santiago Catrofe, Nicolás y Martín Cuestas, Andrés Zamora y Andrés Silva, quien buscaba ser el uruguayo con más presencias en la gran cita con cinco.
Ese camino no fue fácil para los celestes. Y tampoco lo fue para los que clasificaron. Déborah Rodríguez irá por sus terceros Juegos Olímpicos y en diálogo con Ovación contó que “son unos juegos atípicos por el coronavirus y van a generar historia por ser dentro de una pandemia, pero más allá de eso me preparé y entrené de la mejor manera. Me divierte hacer lo que hago y ahora espero que salga todo bien”.
La uruguaya tendrá sus terceros Juegos Olímpicos tras haber competido en los 400 metros con vallas de Londres 2012 y en los 800 metros de Río de Janeiro 2016, siendo esta última prueba la que adoptó para su nueva experiencia en la máxima cita.
Emiliano Lasa, el mejor uruguayo en Río 2016, no tuvo fácil el ciclo olímpico. Algunas lesiones lo complicaron pero el objetivo se cumplió y clasificó al salto largo de Tokio 2020: “Primero haber clasificado y tener la segunda experiencia es algo muy importante para mí. Sin dudas que fue diferente y bastante más sacrificado por la situación de mis lesiones en 2020. Además, me había salido de los puestos de clasificación por ranking por falta de competencias. Tuve que empezar a buscar el cupo a partir de marzo de este año y hacer puntos. Se hizo difícil y estresante, pero por suerte logré clasificar”, dijo Lasa a Ovación.
“Mis expectativas eran primero clasificar a los Juegos Olímpicos y ahora aspiro a hacer una buena serie para pasar a la final y poder repetir lo que hice en Río de Janeiro y por qué no mejorarlo. En eso vengo trabajando durante estos días de preparación”.
Emiliano Lasa
Y si de sueños de trata, María Pía Fernández, quien competirá en los 1.500 metros, cumplió el suyo y estará en Tokio. “Los Juegos Olímpicos son el sueño que tengo desde chica, desde que empecé a correr, y hoy son una realidad. Estoy feliz por cumplir ese objetivo por el que vengo trabajando hace años y con muchísimo sacrificio. Estoy agradecida a toda la gente que me acompañó en este proceso porque si bien yo corro sola en la pista, hay muchas personas que colaboraron y aportaron su granito de arena para que esto sea hoy una realidad”, expresó la nacida en Trinidad a Ovación.
Para Marcos Melazzi, la presencia del atletismo uruguayo en Tokio es muy importante y marca otro éxito para esta disciplina: “Pasar la serie es uno de los desafíos y estoy seguro que lo harán con un buen registro, porque la preparación que realizaron los tres es muy buena. Y, si las circunstancias se dan, lo harán en Japón con hidalguía, estableciendo buenos registros. Ya el poder estar es algo muy importante, pero estamos convencidos que no va a ser solo eso la participación del atletismo en los Juegos Olímpicos”.
La pandemia de coronavirus complicó el camino de muchísimos deportistas rumbo a los Juegos Olímpicos y el de Pablo Defazio y Dominique Knüppel no fue la excepción. Pero el nacra 17 de Uruguay se preparó con muchos entrenamientos para intentar suplantar la falta de competencia.
Defazio (40) y Knüppel (27) se clasificaron para Tokio 2020 en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 y esa fue la última competencia que tuvieron porque cuando viajaron a Europa en 2020, llegó la pandemia.
“Siempre necesitás correr regatas y es la gran falencia que tenemos como equipo, pero podés hacer muchas cosas para tener la cabeza y la mente activa, para competir, ya sea con psicólogos o con ejercicios, navegando. Hay formas de hacerlo y sobre todo entre nosotros dos que hay mucha comunicación”, le contó el “Oveja” a Ovación.
Dominique Knüppel, que tendrá su debut olímpico en Tokio, remarcó que “en estos dos años tuvimos que estar replanificando constantemente y es también un poco en lo que se basa nuestro deporte: adaptarse a las condiciones todos los días, así que esta situación nos preparó psicológicamente para las regatas”.
“Como experiencia va a ser increíble pero por el COVID-19, no por lo deportivo. Es un desafío mental. Es engorroso todo. El mundo ya está acostumbrado al coronavirus, pero la cantidad de protocolos que hay te pueden complicar la vida, sobre todo mentalmente”.
Pablo Defazio
Los Juegos Olímpicos estarán marcados por la pandemia de coronavirus, situación que de momento está controlada en la capital de Japón debido a los protocolos, aunque la Villa Olímpica no está exenta de casos.
Defazio se refirió a esta problemática y expresó que “nosotros nos vamos a enfocar en navegar porque tampoco podés hacer nada, no podés salir a ningún lado, así que lo que vamos a hacer es rutina: ir al club, navegar, entrenar, seguir los protocolos, volver y hay que tener la cabeza preparada, sobre todo para los cambios. Lo único es que hay que cuidarse para no contagiarse por nadie, es la parte fundamental me parece y el miedo más grande que tengo es al contagio”.
Pero además de los cuidados, el nacra 17 de Uruguay tiene un objetivo definido y así lo contó Dominique Knüppel: “Vamos con la cabeza en disfrutar de la experiencia, pero como equipo nos pusimos la meta de clasificar entre los primeros 10, lo que nos llevaría a correr la medal race, la carrera por las medallas”.
En su segunda experiencia olímpica tras haber competido en Río 2016, Pablo Defazio se apronta con mucha expectativa: “Si bien no hemos navegado con nadie, tenemos mucho feeling y sensaciones arriba del barco. Ahora podemos navegar con olas y antes nos costaba, renegábamos mucho. Hoy nos sentimos capacitados para navegar perfecto. Podemos cometer errores como cualquiera, pero nos sentimos muy bien para competir”.
Con apenas 22 años, Dolores Moreira tendrá su segunda experiencia en los Juegos Olímpicos y llega a Tokio 2020 con la expectativa de meterse entre las 15 mejores de la clase láser radial.
La postergación de la gran cita debido a la pandemia de coronavirus le vino bien a la sanducera porque de lo contrario no iba a estar en su mejor condición física: “Realmente me vino bárbaro porque el año pasado estaba lesionada y no iba a llegar de buena forma. Eso me dio la oportunidad de recuperarme de la rodilla y ponerme a tope en ese sentido”, le dijo a Ovación.
Y más allá de lesiones y postergaciones, la preparación fue atípica por la pandemia y la falta de competencia, pero “Lola” nunca dejó de entrenar y lo hizo de la mejor manera dentro de las posibilidades que tuvo.
“Fue sin dudas el período de tiempo más grande que tuve sin poder correr una regata”, le contó a Ovación. Mientras tanto, el entrenamiento tenía que ser de alto nivel para poder llegar de la mejor manera a los Juegos Olímpicos y así lo describió la sanducera: “La preparación se centró más que nada en Punta del Este, sobre todo en verano, y hasta me hice un simulador de barco para entrenar en casa porque no se podía dar ventajas al no tener competencias”.
Luego de más de un año y medio sin competir, la uruguaya cruzó el Océano Atlántico y se enfrentó a rivales de alto nivel con un objetivo: ver dónde estaba parada y qué cosas debía mejorar rumbo a los Juegos Olímpicos de Tokio.
“La idea de viajar a competir era ver cómo estaba, qué me faltaba y qué tenía que ajustar. Pude ver que de velocidad estaba súper bien, de llegada también, en las popas estaba bastante rápida y lo que tenía que corregir eran las largadas. Por eso, al volver a Uruguay a principios de junio con mi entrenador -Luis Chiapparro- nos enfocamos en mejorar ese aspecto trabajando mucho en eso para seguir poniéndome a punto. Por eso, sirvió y mucho poder viajar a competir en el exterior”, contó.
“Lola” vivirá su segunda experiencia olímpica y ya no todo será una novedad: “Es tremendo porque nunca me lo imaginé. Con 17 años ni pensaba ir a Río 2016 y ahora voy por mis segundos Juegos Olímpicos. Me pone muy contenta el poder vivir esto, hacer lo que me gusta y representar a mi país y a mi ciudad -Paysandú- porque es como estar viviendo el sueño del pibe”.
Las metas de Dolores Moreira están claras y tras el puesto 25 de Río 2016, el objetivo para Tokio 2020 es mejorar esa colocación y fiel a su estilo, ir por más: “Voy con la cabeza puesta en poder estar entre las 15 mejores de la competencia. Es algo que se puede lograr. Y una vez que esté ahí buscaré la clasificación a la medal race, que sería súper lindo. Así que si no tengo muchos errores lo puedo conseguir. Apunto a eso.
Es el deporte que más medallas le ha dado a Uruguay en la historia de los Juegos Olímpicos. Es el deporte que en Tokio 2020 tendrá su quinta presencia consecutiva -acumula 17- en la gran cita y es el deporte que estará representado por dos jóvenes que dieron todo para lograr la clasificación y que ahora no se conforman con eso. Van por la gloria y están preparados.
Bruno Cetraro (23) y Felipe Klüver (21) competirán el viernes a la hora 23:20 de Uruguay en las series del doble par peso ligero, categoría en la que se clasificaron tras ser campeones del Panamericano de Río de Janeiro.
“Los Juegos Olímpicos son el sueño de cualquier deportista. Es lo máximo y lo más fuerte que te puede pasar como competidor. Es un sueño hecho realidad estar acá pero lo tomo con tranquilidad, estando seguro y confiado con el trabajo que se viene haciendo, disfrutando del camino y sobre todo, confiando en este camino que entendemos es el correcto y que nos llevó a clasificar”, le dijo Bruno Cetraro a Ovación.
El remero del Montevideo Rowing fue además elegido como abanderado para la ceremonia inaugural junto a Déborah Rodríguez y acerca de eso contó: “Es un orgullo muy grande llevar el Pabellón Nacional en mis primeros Juegos Olímpicos. Cuando me enteré empecé a correr por todos lados porque no podía creerlo”.
“La postergación de los Juegos Olímpicos nos vino bien porque pudimos mejorar muchas cosas del bote con Bruno. La dupla se acopló física, psicológica y técnicamente. Logramos la clasificación y no paramos de entrenar porque buscamos lo mejor en Tokio”.
Felipe Klüver
El doble par peso ligero tendrá también al mercedario Felipe Klüver, quien con 21 años debutará en la cita olímpica. “Siempre estuvimos donde queríamos estar: entrenando. Por ahí te dicen ‘che no fuiste a tal fiesta’ y la verdad que para nosotros es más importante entrenar e ir a unos Juegos Olímpicos que a una fiesta. Soy de los que piensa que el sacrificio se hace cuando algo no te gusta. Entonces sacrificado esto para nosotros no es porque quisimos siempre estar entrenando y compitiendo”, dice Bruno.
En ese sentido, Felipe agregó: “Desde que empezamos a remar juntos le dije a Bruno que mi sueño era clasificar a Tokio 2020 y él me enseñó que no era un sueño, que era un objetivo que nos teníamos que poner y pasó a ser hoy una realidad hermosa”.
Ya instalados en la Villa Olímpica con todo pronto para salir a escena, Cetraro contó los objetivos del bote celeste: “Soy muy competitivo y el sueño es ganar una medalla olímpica. Para eso venimos trabajando duro y queremos cumplir ese gran sueño”.
Klüver admitió que “me vuelvo a Uruguay contento solo con haber participado, pero como decimos desde el primer día que clasificamos, vinimos a Tokio a buscar una medalla y no nos conformamos con un quinto o sexto puesto. Es difícil, pero vamos a dar lo mejor de nosotros”.
Con la ilusión de subirse al podio, con el trabajo de una federación que apostó a Tokio 2020 y con la fuerza de la juventud, el remo celeste no va de paseo a los Juegos Olímpicos y quiere hacer historia otra vez.
Llegar a una instancia como esta es muy difícil, pero esas dificultades que se presentan durante el camino son las que te hacen disfrutar mucho más de todo esto. Me pone muy feliz estar en Tokio y vamos a dar el 110% para llegar lo más lejos posible”.
Bruno Cetraro
La natación uruguaya tendrá dos representantes en los Juegos Olímpicos de Tokio: Nicole Frank y Enzo Martínez serán los abanderados en esa disciplina. La primera será la integrante más joven de la delegación Celeste con 17 años y competirá en la prueba de 200 metros combinados, mientras que el oriundo de Maldonado de 26 años lo hará en los cincuenta metros libres.
Frank se ganó el cupo a la cita olímpica tras lograr la marca de 2:18.24 en los 200 metros combinados en la final del torneo “Isca International Senior Cup”. Su desempeño le permitió obtener el cupo de universalidad para el certamen.
Al hablar de lo que implica representar al país en Tokio, la joven no oculta su emoción: “Ya representar al país es un sueño, imagínate hacerlo en los Juegos Olímpicos”, manifiesta. Luego cuenta que es “más que un sueño” y que portar la bandera uruguaya trae consigo muchos sentimientos. Pareciera como si Nicole no tomara dimensión del lugar al que logró llegar. De hecho, ella expresó cierta incredulidad al “no caer” en la idea de que está en la Villa Olímpica. “Me tiré al agua por primera vez y era increíble respirar para el costado y ver los aros que decían ‘Tokio 2020’ en todos lados”.
El objetivo de Frank está claro: piensa en acercarse a su mejor tiempo e incluso intentar bajarlo, pero asegura que lo primordial es “tirarse a dar todo en el agua”, demostrar lo que se ha preparado y disfrutar de “la gran fiesta del deporte”.
Por su parte, Martínez será el representante masculino y también obtuvo su cupo de universalidad. Afirmó sentirse un privilegiado de participar en el “máximo evento deportivo de la historia” y dijo que, a pesar de que no le gusta hablar de números al momento de competir, aspira a mejorar su propia marca, ya que en el Sudamericano de Buenos Aires obtuvo el récord nacional en 22,44 segundos.
De esta forma, se convirtió en el primer nadador uruguayo en colgarse la medalla de oro en los 50 metros libres de dicha competición. Sin embargo, no quiere apresurarse y cree que en principio debe pensar en la eliminatoria ya que considera que llegar a una semifinal, por cómo va posicionado, “es un poco lejos”, aunque tampoco lo veo imposible en una prueba en la que están “parejos”. De todas formas, cuenta con la motivación de haber logrado en la previa una medalla que “siempre ha sido dominada por brasileños o algún argentino” y se siente un privilegiado de ser parte de la historia de la natación uruguaya. Con el orgullo como bandera, Frank y Martínez mantienen los pies sobre la tierra, pero quieren llevar a Uruguay a lo más alto.
“Siempre se habla del lado exitoso del deportista, pero en el deporte hay más fracasos que éxitos”
Enzo Martínez
Mikael Aprahamian, judoca uruguayo de 33 años, hizo historia al clasificar a los Juegos Olímpicos, pero su trayecto hacia la elite comenzó mucho antes de alcanzar la gloria porque su carrera inició a los seis años: “Estar en los Juegos Olímpicos es un sueño hecho realidad, es algo que vengo deseando desde que soy juvenil cuando ya te das cuenta que estás en el deporte, que te gusta competir y lo hacés por amor”, contó con algarabía.
Aprahamian será el quinto judoca uruguayo en competir en los Juegos Olímpicos tras Jorge Steffano, Willian Bouza, Álvaro Paseyro, Juan Romero y Pablo Aprahamian, su hermano. “Representar al país me hace sentir orgulloso, ser el quinto demuestra que Uruguay puede y que hubo un trabajo atrás, que estamos progresando y todavía se puede ir a más”. En este sentido, el montevideano se mostró orgulloso de “ser la cara visible de este deporte” y comentó que tras los Juegos va a trabajar para que cada vez más personas se acerquen al deporte y se pueda tener más “materia prima para seguir creciendo” y poder llegar a tener dos o tres representantes nacionales.
Respecto del objetivo personal que se plantea para Tokio, Mikael afirmó que, si bien no puede pensar directamente en obtener una medalla, sí debe pensar en avanzar combate a combate para llegar hasta esa instancia. “El sueño del deportista que va a los Juegos va a ser siempre conseguir la medalla”.
Luego se mostró conforme con su preparación: “Estoy muy contento del trabajo que vengo haciendo y ahora quiero más, quiero lucharla hasta el final”. Por último, afirmó que está rindiendo bien, se siente confiado y comentó que “todo puede pasar” en Tokio.
Mikael Aprahamian (33) escogió al judo desde su infancia y, con el paso del tiempo fue mejorando sus aptitudes. En la antesala de los Juegos Olímpicos cosechó títulos por doquier: se coronó en la Copa del Mundo de Yaundé en 2019, el mismo año fue vicecampeón en Quito y en sus última co petición (Guayaquil 2021) obtuvo cuatro medallas de bronce. “Esas medallas me han dado confianza, que es muy importante porque uno va creciendo de a poco”, manifestó el judoca, quien afirmó haber mejorado técnicamente tras la pandemia.